martes, marzo 20, 2012

Me llama la atención esas personas que te aconsejan sin que les pidas su consejo...
Esos ajenos a tu vida, los que no estan en tu piel, los que no sufren, los que no tienen la misma inteligencia emocional de uno, por ende, no pueden tener una idea certera acerca de como se sienten las cosas, de como se interpreta la realidad. ¿Por qué antes de aconsejar no comprenden?

El consejo que surge cual acto reflejo por ser mero espectador de la vida de otro no es otra cosa que una necesidad de alimentación del ego, que al no tener estímulo (porque si se está pendiente de lo que hace el otro, quiere decir que mucha actividad no tiene en su vida) inmediatamente necesita demostrar que "algo" sabe al respecto; que él/ella es mejor que uno, porque sabe como resolver la situación, por algo aconseja. Y seguramente, pensarán que su vida es mejor que la de uno! "Pobre tipo, mejor le digo como tener una vida fantástica, lo aconsejo..."

A todos esos consejeros, ni siquiera les doy las gracias, porque seguiría alimentando ese super ego famélico que clama reconocimiento. Solo les digo: sigan su camino...
Cuando quiero un consejo, busco a aquel callado, al silencioso que pasó por tantas cosas, a aquel que vibra armonía, porque luchó para conseguirla. Al que sabe que su consejo es valioso y buscado, por lo tanto no lo desperdicia, no lo tira al aire, sino que, cual tesoro, espera a que lo encuentren.

No hay comentarios.: