sábado, agosto 11, 2012

El Miedo

Hay que aprender a diferenciar la realidad de la fantasía.
A veces hay miedos que nos carcomen, que vemos como una profecía que se cumplirá sí o sí, lo confundimos con una intuición, con una percepción veraz. estamos seguros que ese miedo es una revelación de algo que ocurrirá indefectiblemente, ya sentimos el dolor, la perdida, hasta la muerte! antes de que suceda... y el sentimiento tan fiel, solo acentúa la creencia de que esto sucederá.

 Lo confudimos con una intuición. La intuición es otra cosa. Es como una brisa, un microsegundo de certeza que parece nos fuera susurrado y luego se va. Siempre nos deja la libertad de tomarlo o dejarlo... por lo general, siempre sucede aquello que nos pareció presentir, que vibramos desde algun aspecto, pero no le dimos importancia. Nos acostumbramos a los sentimientos fuertes, a los cachetazos filosos y contundentes del miedo. Es que el miedo se aferra y no nos deja y nosotros seguimos alimentándolo con nuestro pensamiento... Soltemos!!!!! Liberemos la energía en confianza al universo y todo fluirá para nuestro bien y para lo mejor. Y la intuición, seguramente, se desarrollará con mayor fuerza, con bondad, con luz, con toda la energía que desperdiciamos en pensamientos circulares.

Para empezar hay que buscar la fuente del miedo: que el pánico no nos aprisione sin sentido... no lo permitamos!!! el objetivo del pánico e snublar los sentidos para que no podamos pensar ni racionalizar (de esta manera gana él...) si pensamos un segundo tan solo... éste desaparece. Entonces, dónde esta la fuente del miedo? en nuestra infancia? en nuestros padres? en nuestro entorno cultural, religioso? el miedo no viene de afuera y se apodera de nosotros... El miedo surge desde lo profundo de nuestro ser, de nuestra historia, de creencias que hemos armado, que nos han inculcado, de una mitología familiar, urbana. Paradigmas que debemos quebrar, porque los humanos estamos destinados a evolucionar!!! Solo hay que atreverse a ser uno mismo, por fin.
Es hora de revisar, analizar, perdonar, agradecer y amar... y seguir creciendo... no tener miedo de crecer, de ser nosotros mismos, de una vez por todas.